El Madrigal

En el Estadio “El Madrigal” de Villarreal nos fue dado presenciar a las 22 horas (en punto) de ayer (19-11-8) un bonito partido de futbol entre las selecciones de Chile y España; he recalcado lo de “en punto” porque, en general, en el deporte nos dán ejemplo en cuanto a puntualidad se refiere.

El partido, magníficamente comentado por Juan Carlos Rivero no ofreció dificultad alguna para el Sr. que estaba detrás del pito y se puso de manifiesto el hermanamiento entre los dos países representados con dignidad por sus respectivos conjuntos.

No sé el aforo del estadio pero se dijo que el evento deportivo fue presenciado por 20.000 espectadores.

El trabajo en las porterías estuvo a cargo, por parte de los chilenos, de Bravo que no pudo evitar se colaran entre sus tres palos los tres goles que subieron finalmente al marcador sin que quiera esto decir que su actuación fuera mala sino que fue debido a la eficacia de nuestros bravos muchachos en la hora cumbre de cada jugada.

Los otros tres palos del lado opuesto fueron defendidos, con eficacia, en el primer periodo, por Casillas y como al jefe de filas le pareciera prudente dar trabajo a Reina, dispuso que se encargara de mantener a cero nuestro tripalo en el segundo y definitivo periodo, con idéntico resultado. Los banquillos se movieron y, en uno y otro bando, todos tuvieron oportunidad de sudar la camiseta.

El árbitro se mostró comprensivo y paternalista durante todo el encuentro y solo enseñó tímidamente la amarilla en dos ocasiones. 28 minutos transcurrían desde el comienzo y el marcador no se movía a pesar de que tiros a puerta haberlos los hubo, pero dos minutos después, en una falta en el área que yo califiqué de excesivamente rigurosa, el señor del pito no dudo en señalar el punto que en todos los estadios está provocativamente señalado, y gol a seguido. El primero de nuestra selección.

Un solitario gol, y menos si es de penalti, no constituye motivo de orgullo para una selección con más altas pretensiones y así fue como después de presionar insistentemente la portería chilena a buenos servicios de Ramos finalmente sirve Alvelda a Torres, que no ha mucho saliera, y este no perdona, consiguiendo mover el marcador con nuestro segundo gol.

Digo nuestro por entusiasmo y perdóneseme la osadía. Aún se incrementaría la cuenta de los nuestros con otro tanto más y esto sería en las postrimerías del encuentro (m 85 de partido) a cargo de Cazorla. Con el resultado de 3-0 en el cómputo final no vayamos a caer en el engañoso optimismo de la apabullante superioridad de nuestro conjunto.

Que los chilenos no se entregaron en ningún momento, lo demuestra, como queda dicho, el frecuente acoso a Casillas primero y a Reina después y también a que la retención de pelota se sitúa solamente al 54% a favor de nuestros muchachos.

Bloggero Invitado: Avi

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