FRANCIA - ESPAÑA



Gracias a una perfecta retransmisión en la uno de TYE presencié ayer el partido de futbol, como preparación al mundial, entre las selecciones de Francia y España en el estadio de Saint Denis. El encuentro enfrentó, nada menos que a los campeones de Europa y a los subcampeones del mundo, saliendo de conjunto inicial en defensa de nuestros colores el once: Casillas, Ramos, Puyol, Xavi, Silva, Cesc, Iniesta, Villa, Piqué y Capdevila. Contra el deseo inicial del respetable, el Sr. Del Bosque, retuvo en el banquillo a Torres, no se sabe con qué misteriosas intenciones, hasta entrada la segunda parte. Ambos conjuntos iniciaron la andadura en pleno tanteo de posibilidades propias y ajenas sin que me fuera posible distinguir de qué lado se inclinaba el mejor juego hasta que en el minuto 21 y merced a un soberbio tiro raso de Villa, el esférico se llegó hasta el fondo de la malla de la portería del asombrado portero galo que no daba crédito a lo que veían sus ojos, con lo que apareció en el luminoso marcador un hermoso uno en la casilla de nuestros colores. Enrabietados los de Saint Denis pusieron, de inmediato, cerco a la entrada principal del castillo que tenía en los mandos del puente al infranqueable Casillas que, si bien, consiguió su objetivo, no lo fue sin pasar apuros, como aquel tiro directo que a punto estuvo de dar al traste con el resultado final; es el caso que Casillas habiendo conseguir desviar la trayectoria del esférico, este término por no entrar entre un clamor generalizado en el graderío, clamor de diferentes matices, según del lado que procediera. Para los galos, no se acabaron aquí las desgracias pues cuando el director del encuentro ya se buscaba en los bolsillos el silbato para mandar a descansar a los sudorosos e intrépidos muchachos deportistas, se produjo el segundo gol, esta vez del incomparable e incansable Ramos, de una manera inverosímil a primera vista; desde el centro de la delantera recibió un balón con la súplica de devolución con trayectoria debidamente corregida, e interpretó que lo que se le pedía era que hiciera su trabajo, como lo hizo: de un soberbio disparo consiguió meter el balón en la portería rozando el primer poste por fuera y el segundo por dentro. Y a los vestuarios. El segundo periodo no tiene apenas historia que relatar; se dedicaron ambos conjuntos a lo que es norma en estos casos; los galos a procurar, con todos los medios a su alcance no se aumentara el desastre y los de aquende los pirineos a mantener, y si posible fuera, a aumentar el casillero.

Bloggero Invitado: Avi

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